viernes, 5 de junio de 2009


Quiero tener la añoranza de todas las tierras,
de todas las selvas recordar el ritmo:
el clarísimo tam-tam que se hace oscuro y es distancia.
Quiero rodar por el mundo como un niño a la deriva,
como un pez que anhela ser pescado por azar,
como un tronco en un río sumergirme y flotar sobre el sueño,
abandonarme al torrente sin saber de donde vengo.
Plantar el corazón en esta montaña quemada
y después soñar que los árboles han crecido enhiestos.
Revolcarme en la arena de este desierto en guerra
y después fantasear con un oasis de paz.
Besar los pies de otras tribus para que nazcan caminos;
dejarme clavar flechas de amores que se precipitan neuróticos.
Quiero nutrir la memoria desde todas las caras,
rodar de luna en luna como astronauta en celo
y como el ojo del astrónomo temblar de ser visto.
Haber ido al sur, haber venido del norte,
haberme dibujado dentro de la geografía.
Y regresar a mi pueblo, a mi madre, con un mapa en el cráneo,
seguro de que la muerte no tendrá ningún dominio.

No hay comentarios:

Publicar un comentario