miércoles, 1 de abril de 2009

LOS MUROS DE LAS VERGÜENZAS

Hola a todxs. Lo primero que quiero hacer es reafirmarme en mis palabras sobre el aborto, contenidas en el post del 30 de marzo. Lo segundo es dar las gracias a los que me defendieron desde los comentarios del blog, dado que yo no podía hacerlo al no estar telepáticamente conectado a internet (aunque estoy empezando a desarrollar ese superpoder). Y como la persona que me defendió también es blogger, voy a recomendar aquí y ahora ''donde cristo perdió el mechero''. http://dondecristoperdioelmechero.blogspot.com

Ahora voy a entrar en materia. Cuando digo ''muro'', a todxs nos viene a la cabeza la franja que separó a los berlineses durante casi 50 años. Pero un muro no es sólo un obstáculo físico, es algo más. Es un freno a los seres humanos. La imposibilidad de relacionarse con sus iguales, ha convertido a hombres y mujeres de todo el mundo en seres con un arraigo enfermizo a su ''patria''. La patria no es un territorio, una riqueza. La patria son personas. Por si no sabéis, esta palabra proviene del latín y significa ''lo que es de los padres'', es decir los hermanos. Los seres humanos son de por sí una patria, que nunca debe ser separada por muros.

¿O tal vez sí? Desafortunadamente los muros que se crean son de conveniencia. Si realmente se quisiera separar totalmente a los seres humanos, esos muros llegarían tan alto que los aviones de las multinacionales no podrían atravesarlos para extender sus tentáculos de explotación y precariedad laboral. Eso no les conviene, obviamente. Las delimitaciones fronterizas que separan hoy los estados, son de pura conveniencia. Su objetivo, aislar la pobreza, pero sin dejar de amamantar al capitalismo mediante la usurpación sin contrapartida de los recursos de los más desfavorecidos.

Para mí el muro perfecto llegaría hasta la luna, con el objetivo de que el robo de materias primas a los países del tercer mundo no pudiera llevarse a cabo. Pero ese muro estaría, en su parte inferior, lleno de portezuelas que permitieran a los seres humanos darse la mano y poner el común el desarrollo y la educación.

Desafortunadamente, el alcalde de Río de Janeiro no piensa como yo. Por eso, el muro que ha puesto junto a las favelas es lo suficientemente bajo como para seguir aprovechándose de la pobre gente que habita en el lado débil. Pero ese muro no tiene portezuelas al desarrollo, ni nada por el estilo. Sólo busca marginar a aquéllos sin cuya pobreza no sería posible la riqueza al otro lado.

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