sábado, 7 de febrero de 2009

Antianestésico global


Hola a todxs. Hace que no publico casi tanto como el tiempo que tarda un bolchevique en perder la arrogancia (bueno no, porque eso supondría no publicar nunca). Después de este chiste fácil, paso a relatar el motivo por el cual publico este post.

Hace cosa de una semana me di cuenta de que el planeta gira, no sólo físicamente sino también en lo que al devenir se refiere. Cada cierto tiempo, el ser humano, como individuo libre, se torna contra las injusticias que hacia su desenvolvimiento como persona son lanzadas por unos y otros vasallos de la vida materialista y egoísta. El problema es que desde hace más tiempo del que me gustaría, dichos impulsos ofensivos contra el sistema opresor, gozan del mismo carácter egoísta del sistema contra el que luchan. El título del artículo es completamente metafórico. Obviamente, la consecución en el mundo desarrollado de ciertas reivindicaciones orientadas a la justicia social, han constituido un freno a las aspiraciones revolucionarias orientadas, no sólo a un entorno cercano mejor, sino a la consecución de metas que impliquen a toda la raza humana como conjunto de individuos libres. Para alcanzar las metas, no basta con dar un paso, hay que echar a correr.

El símil que cierra el párrafo anterior goza de cercana ejemplificación en el mundo contemporáneo. Me explico. Reclamar el sufragio femenino es un paso, echar a correr es hacer que la tentativa de la mujer por equipararse al hombre en cuanto ser humano libre deje de ser una quimera en el mundo subdesarrollado. Votar en Europa es un paso, pedir que se deje de lapidar a las mujeres iraníes, de forma enérgica y revolucionaria, no sólo en acontecimientos de prestigio social, sino en la lucha diaria es echar a correr. Pedir que las situaciones que queremos solucionar aquí se extiendan en el fervor revolucionario libertario mundial como un reguero de pólvora es echar a correr. Obviamente no desprecio los movimientos feministas aquí acontecidos, sino que pido que no nos quedemos cortxs en lo que a la solidaridad se refiere. Reivindicar para el colectivo del que uno forma parta es completamente justo, pero no es suficiente. Ahí radica una de las principales diferencias entre la sociedad de convivencia dentro de modelos ácratas de autogestión y la ''democracia'' occidental moderna. Me estoy refiriendo a la solidaridad.

Afortunadamente, y aunque no se eche a correr todavía, el mundo despierta del analgésico egoísta que supone vivir bajo los designios del capitalismo. Es hora de darse cuenta de que nuestro ''bienestar'' económico nos ha adormecido frente al hecho de que dicho ''bienestar'' no sería posible sin el malestar de todo el mundo subdesarrollado. Sí, nos empezamos a dar cuenta de que a costa de prometernos bonanza económica, el sistema ha colocado sobre nosotros grandes losas represivas, tanto físicas (cuerpos policiales), como mentales, pues se nos ha privado de nuestra capacidad de reconocernos a nosotrxs mismxs, en un ejercicio reflexivo, como individuos libres. El hecho que me motiva a escribir hoy viene, curiosamente de un partido de fútbol. Creo recordar que fue en la Liga de Portugal donde durante la disputa de un encuentro, un espontáneo perteneciente al movimiento ''no global'', saltó al campo, siendo duramente apaleado por los perros policiales del estado. Hace un par de años, el público habría permanecido impasible y si acaso alguna voz habría insultado a los represores. Pero lo que sucedió hizo que se me abrieran los ojos cual platos hondos. Un gran número de aficionados salió a curar a la policía con su propia medicina, de manera que los sabuesos sarnosos en manos del poder, tuvieron que salir del terreno de juego con el rabo entre las piernas. Eso, amigxs, es quitarse las legañas tras la anestesia, ahora toca quitarse el pijama y pegarse una ducha de agua bien fría, para culminar el despertar. Salud.

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